Racing de Nueva Italia no pudo dominar sus nervios de la final y toda la carga previa con relación a la polémica designación del árbitro Adrián Franklin, y terminó cayendo 1 a 0 ante Deportivo Madryn en cancha de Arsenal de Sarandí en la final del Federal A. Cuando se olvidó de esa circunstancia generó peligro y tuvo la más clara del partido pero una vez en desventaja se fue del juego y no supo encontrar caminos ni ideas para revertir la situación. Los patagónicos ganaron su pasaje  a la Primera Nacional mientras que "La Academia" buscará su premio en el segundo ascenso. 

Y pasó de todo. Acompañado de casi tres mil hinchas, Racing buscó imponer su juego pero nunca dejó de jugar pensando en el arbitraje que a pesar de contar con alguna complicidad en las divididas con el elenco de Madryn, perdió el control anímico y psicológico para olvidarse de hacer el camino que lo trajo hasta la final. 

Hubo pecados de inexperiencia, como en la jugada donde Ojeda sale a tapar a Leonardo Fernández y todos piden penal que no fue. De esa acción se fueron expulsados el DT Hernán Medina y su asistente Pedro Llorens más tres amonestaciones desde el banco de suplentes. Es dar demasiada ventaja no tener al cuerpo técnico en una final y en eso los de Madryn fueron más inteligentes. Porque ya los ánimos estaban alterados en los cordobeses, dentro y fuera de la cancha, algo que terminó perjudicando al rendimiento. Hubo tropiezos, ingenuidades y otras situaciones que dejaron en claro la falta de experiencia de un equipo en estas instancias, algo que capitalizó eficientemente equipo de Ricardo Pancaldo. 

Y eso que la más clara fue para Racing: el "Guachi" García tuvo un mano a mano que definió al bulto y después Fernández pegó su remate en el palo, apenas iniciado el complemento. Pero nunca pudo recuperarse del gran golpe del gol de Madryn, tras una gran acción individual de Marinucci, centro a la cabeza de Jedres y a cobrar. 

El impacto fue tal que le costó a Racing acomodarse otra vez en cancha. Y cuando dejó de pensar en Franklin, volvió a meterse en partido, con tres remates que pudieron tener destino de gol de parte de Fernández, Garnerone y Rinaudo. Sin embargo, el oficio del rival hizo planchar el juego y tampoco hubo demasiadas ideas desde el banco, incluso demorando en demasía los cambios en busca de oxígeno luego del bloqueo que significó el gol y la sensación de injusticia del arbitraje. 

¿Pesó el arbitraje? Lo sacó de su eje y no supo hacer valer sus argumentos, dejando la victoria en manos de un equipo que fue más contundente sin ser superior. De todas maneras la ilusión sigue ya que resta una bala más donde los protagonistas deberán aprender de los errores si pretender mantener viva la esperanza de volver a la Primera Nacional. La batalla de Sarandí es historia.