Ed Impresa Redacción La Nueva Mañana 20/09/2019

Se estrena la película del ídolo de Belgrano

Este viernes, con triple función desde las 18, la Piojera será escenario de un momento especial para los hinchas del “Pirata”. Se presenta “Villagra, el Libertador”. La entrada es a la gorra.

 
El corazón del hincha de Belgrano latirá de una manera especial al ver las imágenes en pantalla gigante, a rememorar a aquel maravilloso futbolista que regalaron los potreros cordobeses. Y él lo merecía, su recuerdo lo merecía y sus admiradores, también. Este viernes 20 de septiembre se estrena la película “Villagra el libertador”, con una triple función inaugural: 18, 20 y 22 hs. en La Piojera Centro Cultural, ubicada en la Avenida Colón 1559.

Sinopsis

“Villagra, el Libertador” (Córdoba, 2019, 73 min) es un documental que explora la vida y obra de Julio César “La Chacha” Villagra (1961-1993), uno de los máximos ídolos de la historia del Club Atlético Belgrano.
Desde su trágica muerte, a los 32 años de edad, el nombre del estadio de Belgrano fue bautizado con su nombre. Sin embargo, allí no existe un cartel que lo anuncie, y el paso de los años pareciera dejar a este emblema en el olvido colectivo. A veinte años su partida, Juan Manuel del Campillo, un buceador de la historia pirata, decide rescatar la figura de quien fuera el héroe de su infancia. Ese motivo lo lleva a Villa El Libertador, donde iniciará un camino para hacerlo renacer; recuperando el sentido de la palabra “Chacha”, devolviéndolo al lenguaje compartido, al “boca en boca” de toda la hinchada.

Un gigante rendido a sus pies

Juan Manuel Del Campillo (*) - Especial para La Nueva Mañana

Noche de enero de 1983 en el viejo Chateau Carreras. Después de ganarle un partido a Las Palmas, me encuentro en el vestuario al frente de la Chacha Villagra. Mi viejo sabe lo que significa eso para mí, me pide que lo espere ahí si quiero una foto; y sale disparado a buscarlo al fotógrafo Ricardo Villalón, que siempre merodeaba por la zona.

Mi timidez es desesperante. Lo tengo a mi ídolo a pocos metros y estoy petrificado. Él se da cuenta, también es muy tímido, pero me sonríe y me saluda. Lo miro como sólo un niño de ocho años puede mirar a su ídolo. Mi viejo rompe el hechizo: ¿una foto con el pibe, Chacha? Sí, dale, no hay problema. Y recién ahí me acerco. Me paro arriba de un banco. Me pregunta cómo me llamo. Juan, alcanzo a balbucear a duras penas. Le paso el brazo por el hombro y trato de sonreír nerviosamente. Villalón dispara su vieja cámara con flash y el instante mágico queda inmortalizado para siempre.


Noche de febrero de 2013. Treinta años después de la foto. Conozco en un asado a un tipo con el que compartimos la misma admiración por esta leyenda del fútbol cordobés. Y en ese momento se empieza a gestar este sueño del alma: la película de la Chacha.

Nos comprometemos a tratar de rescatar al personaje. Darle vida a ese mito. Tratar que por fin la cancha lleve su nombre de manera oficial. Buscar imágenes de archivo. Llegar hasta su casa en Villa El Libertador. Verle los ojos a Berta, su madre. Contar con la generosidad de Hugo, su hermano y de sus hijos. Reír con los vecinos, ver fotos, llorar con las anécdotas.

Rescatarlo para los que tuvimos la suerte de verlo jugar, pero por sobre todo para los que no lo vieron. Para que sepan quién era ese fenómeno que le da nombre al Gigante.

Para que a partir de algunas pocas imágenes de archivo, puedan ver quién era ese flaquito de rulos que significó tanto para Belgrano.

Ese fue el desafío. Espero que lo podamos lograr.

(*) Protagonista del documental.

Chacha, Esa Palabra Mágica

Pablo Iván (*) - Especial para La Nueva Mañana

En la Facultad de Comunicación me enseñaron que el lenguaje muta. Que con el paso del tiempo se nos aparecen palabras nuevas, a la vez que a otras las dejamos de usar. Desaparecen, sin más razón, como por arte de magia.

También que una cosa -cualquiera sea- cobra significado, existencia, valor, cuando la pensamos o la decimos.
Y yo sentía que, con el paso de los años, los hinchas de Belgrano habíamos dejado de pensar y decir la palabra “Chacha”. A lo mejor alguien podía hacer un comentario melancólico en un bar, o en un asado, o chupando en la plaza de un barrio. No me refiero a esos pronunciamientos aislados; sino más bien a que “Chacha” había dejado de ser un término masivo, comunitario. Poco a poco fuimos perdiendo la costumbre de decir la palabra Chacha, nos la olvidamos. De ídolo popular, coreado por multitudes en los ‘80, Villagra estaba reducido, veinte años después, a la condición de personaje “de culto”.

Bastaba con pararse a preguntar por él en Orgaz y La Rioja, en la previa de un partido, para comprobar que muchos pibes y pibas no sabían quién era; o incluso presenciar el titubeo de los más veteranos, enunciando recuerdos vagos y carentes de sentido. Lo que resultaba una tremenda injusticia futbolística, lingüística y poética.

¿Qué puedo decirles de “Villagra el Libertador”? Fue una tarea quijotesca, hecha a pulmón de fumador. Podría haber sido de una manera más cuerda, pero el sacrificio y el delirio valen como ofrenda para ese fenomenal wing, que se marchó un día para robarle el nombre a un Gigante.

Tardamos seis años en hacer esta película, que es apenas la frutilla del postre; porque lo más importante fue el camino y no la llegada. Ahí la veo a Berta, la madre, con su sonrisa radiante abriéndonos la puerta de su casa, para que podamos contar la vida y obra de su hijo. Ella nos bautizó como “los bohemios”. Veo también el homenaje que hicimos con toda la familia en Alberdi, allá por 2013. Veo el cartel ya puesto en el estadio.
Veo el vasito y la figurita que viene con el diario del domingo. Veo más relatores que antes anunciando con naturalidad “Estadio Julio César Villagra” en vez de Gigante de Alberdi. Veo que ahora aparece en Google. Veo un papelito con la letra de una canción saliendo del corazón de la popular, durante un entretiempo. Y a mi viejo todavía vivo, el culpable de esta pasión, retándonos por la demora en terminarla.

Veo fundamental y felizmente que recuperamos a la Chacha gracias a una gesta colectiva. El sueño está cumplido. La memoria, intacta. Llegó la hora de ver la primera función. Ahora sí podemos pensar y decir, con mucho orgullo, que esa palabra mágica fue devuelta al boca en boca de toda la hinchada.

(*) Comunicador Social. Uno de los creadores de la película “Villagra, el Libertador”.

 

 


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