Un clásico con hinchadas de ambos equipos, como los de antes. Bienvenido sea. ¡Qué se repita! Volver a escuchar la música e las hinchadas, los retruques y demás. El fanático de Belgrano que se ubicó en la tribuna Artime, unos 7500, valoró esa posibilidad. Se hizo sentir. Cantó tan fuerte como pudo, para tratar de contrarrestar a la multitud local. Y eso que el juego por muchísimos pasajes poco brindó.

Banderas... papelitos blancos... casacas celestes... bombos y trompetas y la pasión que no conoce de límites. Ni de resultados. Se bancó el gol de Juan Ramírez, de penal, cuando el primer tiempo se extinguía; el golazo de Nahuel Bustos en el inicio del complemento, el otro que el pibe albiazul también marcó en esa rafaga. Amores incondicionales. Y los promedios que asustan. Por eso la bronca, y el cántico con ánimo de rápida revancha. Una goleada que duele, porque encima los “primos” se lo recordaron ayer, hoy y por vaaaaarios días más.

“... nunca voy a abandonarte, Belgrano vos sos mi pasión...”, fue el cántico con el que la hinchada pirata se despidió del Kempes. Un claro mensaje, mientras del otro lado eran todas burlas. Bancar en la malas, es lo que le toca ahora al simpatizante de Belgrano.