Panorama político: la impaciencia es “la” electora de fin de año

Con el intendente Martín Llaryora como único candidato oficializado, la incertidumbre gana los últimos días de 2022. Oficialismo y oposición navegan en su laberinto.

Ed Impresa 08/12/2022 Nicolás Fassi
Llaryora
Martín Llaryora, para la boleta a la gobernación por Hacemos por Córdoba. Foto: gentileza.

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Especial para La Nueva Mañana

Lejos de perder protagonismo frente al Mundial de Qatar 2022, la rosca en Córdoba transcurre un final de año por demás caliente. Y no sólo por las tórridas temperaturas que se padecen en la provincia. Todo lo contrario.

El epílogo del 2022 encuentra a la paleta política cordobesa con un clima preeleccionario fuerte, aunque paradójicamente sin todas las definiciones que podrían esperarse. De hecho, sólo en Hacemos por Córdoba se llenó uno de los casilleros, con Martín Llaryora, para la boleta a la gobernación.

Incluso esta designación/unción tampoco trajo la tranquilidad esperada en las huestes oficialistas, que observan cómo un sinfín de errores no forzados propios retrasan más de lo previsto la salida de las gateras. Y si bien la demora se disfraza, a la fuerza, con la lógica estrategia de tener la última palabra a la hora de las definiciones (en particular de la fecha de elecciones), lo cierto es que el panorama no asoma con la calma esperada en la primera parte del año.

No obstante, ambos frentes políticos mayoritarios se mueven no tan sigilosamente en las bambalinas, a sabiendas que los focos están en otro lado. De cualquier manera el trazo grueso de los que pueda mostrarse como cosa juzgada en los primeros días de 2023 comenzará a definirse en los próximos días. Por sí o por no.

La movida del verano

“Antes de fin de año se define”. Así señalaron a La Nueva Mañana hace ya más de un mes los adláteres de Luis Juez respecto del reglamento interno para la definición de las candidaturas en Juntos. En aquel momento la especie fue tomada como exagerada, a partir de las señales que se daban desde la alianza opositora. 

En un contexto favorable, con el oficialismo enfocado en varios frentes de conflicto, la resolución de las candidaturas de Luis Juez y Rodrigo De Loredo parecía ser una cuestión de forma. El senador a El Panal, el diputado al Palacio 6 de Julio, y todos contentos.

Sin embargo, mucha agua pasó debajo del puente, y con el reloj en contra, las “reglas claras” que tanto reclama el radical siguen sin sellarse de manera institucional. Y aunque el acuerdo que versa que “el que mejor mide, encabeza la lista” se mantiene, las ansiedades apremian.

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Patricia Bullrich, Luis Juez y Rodrigo De Loredo.

Volver a las fuentes

En el medio, cada uno de los contendientes empezó a buscar apoyos y mostrar “músculo”, aunque cada vez que hay un dirigente de llegada a Buenos Aires las formas se mantienen.

Esta semana fue el turno de Patricia Bullrich. De gira por el interior, las palabras de la presidenta del PRO fueron el pegamento que necesitaban los representantes locales de la alianza para volver a las fuentes. “Ya le regalamos 24 años al peronismo y miren cómo nos va”, explicó la ex ministra de Seguridad y tomó postura tras la reunión de Mauricio Macri con Llaryora, que generó un terremoto de proporciones. “Hoy el peronismo tiene la única opción y la única alternativa de seguir en el poder y es dividiendo a los dirigentes que integramos Juntos por el Cambio”, señaló en Villa del Totoral. 

Antes, la senadora Carmen Álvarez Rivero cosechó un tuit de Miguel Pichetto expresando el apoyo a la candidatura a gobernador de Juez.

En cambio, alejado de las polémicas verbales, De Loredo optó por cosechar apoyos por arriba y abajo. Con el “ok” de Martín Lousteau y la bendición velada de Macri, en la semana las bases empezaron a hacer patente su juego con la aparición de cartelería “De Loredo gobernador 2023”.

Pelota al aire

En Hacemos por Córdoba, los problemas en la gestión, otrora el gran activo de campaña, retrasaron todos los planes. De manera casi ajena a esto, Llaryora tomó impulso tras la reunión con Macri. Sin pronunciarse de manera directa respecto del hecho, desde su mesa chica explican que se trató de nada más y nada menos que el cumplimiento de lo señalado en su lanzamiento: ampliar la coalición hacia sectores “nuevos” del empresariado, campo y, evidentemente, el PRO.

Sin embargo, la novedad de los últimos días vino por el lado de los movimientos entre los candidatos a intendentes a suceder a Llaryora en el Palacio 6 de Julio.

A los anotados Daniel Passerini, Miguel Siciliano y Marcelo Rodio se les sumaron con fuerza Juan Manuel Cid y Héctor Campana. El legislador, quien preside la comisión de Asuntos Constitucionales de la Unicameral y es uno de los alfiles llaryoristas en el recinto, señaló días atrás que “en Córdoba no hay grieta” como ocurre a nivel nacional, y que los contactos con Macri “existen”.

Por su parte, el ex vicegobernador blanqueó sus intenciones de competir, amparado en la buena imagen y, cómo no, en su gestión al frente de la Agencia Córdoba Deportes. Claro que a este listado le falta el nombre de Alejandra Vigo. La senadora sabe que, si se decide, la carrera se termina. Por peso y por historia.

  

 

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