"Y sin embargo, el sol. Feria por la Memoria"

El 29 de abril de 1976 miles de libros apilados en el Tercer Cuerpo del Ejercito fueron quemados por orden de Luciano Benjamín Menéndez. La quema fue encabezada por el teniente coronel Jorge Gorleri y contó con la cobertura de los medios de comunicación de Córdoba. La dictadura pretendía lo imposible: atravesar a la sociedad en su totalidad. Todos los recursos estatales fueron puestos al servicio de vigilar -“y castigar”- a cientos de miles de personas, permanentemente, en todas sus actividades. Las letras, la escritura, la cultura no quedaron ajenas a estas decisiones. Quemas de libros, ocultamiento de bibliotecas enteras, libros camuflados, escondidos, disimulados, disfrazados. Y sin embargo, el sol.
En nuestra tarea de hacer presentes las memorias sobre el pasado reciente, invitamos a recordar aquel atentado a la cultura llenando de libros, letras, palabras y culturas el Pasaje Santa Catalina donde funcionó uno de los engranajes más violentos y crueles de los periodos represivos en Córdoba. Desde allí nace "Y sin embargo, el sol. Feria por la Memoria". Ventas de libros, exposiciones, muestras, presentaciones… Y un objetivo: abrir debates que nos ayuden a pensar sobre cómo fue posible en este país el terrorismo de Estado, al tiempo que reflexionar sobre los horizontes de los Sitios de Memorias desde la literatura y la cultura independiente, imprescindible a la hora de pensar una narración de la Memoria.
Quema en el III CuerpoCitados por la oficina de prensa del III Cuerpo de ejército, el 29 de abril de 1976 periodistas de distintos medios de Córdoba llegaron al Regimiento 14 de Infantería, situado justo en frente del despacho que el general Luciano Benjamín Menéndez tenía en los cuarteles de camino a La Calera. Ante su presencia y la del teniente coronel Gorleri, Jefe del Regimiento, los trabajadores de prensa empezaron a ver cómo centenares de libros previamente confiscados de las librerías de Córdoba ardían en una gran fogata. Fue entonces cuando Gorleri hizo uso de la palabra para justificar una acción propia de la Inquisición, cuando además de libros la Iglesia Católica quemaba personas en la plaza pública: “Incineramos esta documentación perniciosa que afecta al intelecto, a nuestra manera de ser cristiana…, y en fin a nuestro más tradicional acervo espiritual sintetizado en Dios, Patria y Hogar”.