Mujeres asociadas elaboran barbijos para sobrellevar la crisis

En tiempos de Covid-19, la asociación civil Brisas de Esperanza encausó su actividad produciendo barbijos, que venden a particulares y entidades privadas.

Ed Impresa 24/04/2020 Gabriela Yalangozian Gabriela Yalangozian
Asoc Brisas © gentileza_02

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El aislamiento social decretado con el fin de evitar contagios por la pandemia del coronavirus trajo como consecuencia un fuerte parate de la actividad económica que afecta a un amplio porcentaje de argentinos.

En ese marco, las organizaciones de economía social se vieron particularmente perjudicadas y muchas replantearon sus objetivos y prioridades para la subsistencia de sus integrantes y la fuente laboral. 

Es el caso de la Asociación Civil Brisas de Esperanza, que fue constituida legalmente en el año 2017 con objetivo de empoderar a las mujeres a través de la formación en un oficio que brinde herramientas que promuevan su inserción laboral o la generación de emprendimientos propios. 

“Ahora con la cuarentena, comenzamos a hacer barbijos. Un médico nos encargó una gran cantidad, nos trajo los insumos y nos paga la producción por unidad”.

Una asociación de 140 mujeres

En la actualidad son parte de la institución más de 140 mujeres con un promedio de edad de 33 años. El 86% de las beneficiarias de Brisas de Esperanza son jefas de hogar y el único sostén del mismo, lo cual hace de vital importancia la formación constante en un oficio que les permita una salida laboral o llevar adelante emprendimientos productivos propios. En promedio cada una de estas mujeres tiene 2 hijos, y en total de la organización son beneficiarios indirectos más de 200 niños, los cuales están a cargo de estas mujeres. 

“Cabe destacar que sólo un 40% de nuestras beneficiarias es receptora de algún plan social por el cual perciba algún subsidio económico. Por eso, a través de las acciones que se realizan, se busca paliar la situación de vulnerabilidad social que enfrentan cada una de sus integrantes”, explicó a La Nueva Mañana Mauricio Barilla, licenciado en Ciencias Políticas y coordinador de la asociación civil.

Ante el panorama socioeconómico de estas mujeres, se comenzó con la confección de prendas textiles tales como ajuares, sábanas, ropa, y actualmente llevando a cabo la producción de barbijos. “Esto permite generar ingresos para cada una de las integrantes de Brisas de Esperanza, entendiendo y teniendo como premisa que el trabajo es lo que dignifica. Por tal motivo durante estos últimos años se ha vinculado con distintas instituciones públicas como privadas para la confección de prendas textiles”, aseveró Barilla. 

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“Más de 50 mujeres actualmente se encuentran produciendo barbijos que contribuyan a evitar la propagación del virus”.

“Un médico nos encargó barbijos y nos trajo los insumos”

Paola, una de las participantes, contó a La Nueva Mañana que la asociación civil tiene su sede en barrio Liceo Segunda sección, donde se desarrollan los oficios que se enmarcan dentro de la organización. Se cuenta con talleres de computación, textil, panadería y peluquería.

“La cuarentena por la pandemia nos afectó económicamente porque la actividad está parada en muchos de estos aspectos”, explicó aclarando que la organización tiene además talleres familiares en domicilios particulares de cinco barrios cordobeses, donde trabajan varias mujeres en una misma máquina de coser. 

“Nuestro fuerte es la actividad textil, que fue el primer oficio con el que arrancamos. Ahora con la cuarentena, comenzamos a hacer barbijos. Un médico nos encargó una gran cantidad, nos trajo los insumos y nos paga la producción por unidad. Cada integrante de la asociación cose una cantidad de unidades para entregar y dos veces por semana pasamos por los talleres, retiramos la producción y se la entregamos a nuestro cliente”, contó Paola. 

Paliar la crisis

“A través de la generación de trabajos productivos se pretende contribuir a que cada una de estas mujeres pueda cubrir los gastos familiares que las aquejan diariamente, ya que el 96% de las beneficiarias de la organización no cuenta con un empleo formal que le permita tener un ingreso fijo mes a mes”, aclaró el coordinador. 

En la situación de pandemia, se llegaron a producir más de 5.000, que fueron solicitados por una institución privada. Al tener las medidas de higiene y seguridad apropiadas para esta época, y al contar a su vez con las herramientas necesarias para la producción en cantidad, más de 50 mujeres actualmente se encuentran produciendo barbijos que contribuyan a evitar la propagación del virus.

“Cabe destacar que sólo un 40% de nuestras beneficiarias es receptora de algún plan social por el cual perciba algún subsidio económico”.

Para difundir su actividad, hace pocas semanas se abrió una cuenta de Instagram y comenzó a promocionar su producción por las redes sociales. “Siempre hablamos de mujeres que se han ido formando y capacitando a los fines de poder insertarse en el mercado laboral o generar emprendimientos propios. Si bien meses pasados el fuerte era la confección de prendas textiles, como ajuares o sábanas, ahora con el tema de los barbijos y el parate económico, se logró tener un ingreso por la producción de los mismos”, comentó Barilla.

Asimismo, expresó que en el contexto real desde la desocupación, se trabaja mucho desde la perspectiva de género entendiendo que las mujeres son las que más sufren la desocupación y la desigualdad económica tanto desde el trabajo formal como el informal o “en negro”.

“La cuestión monoparental  también es un aspecto importante porque las integrantes de Brisas de Esperanza tienen como único sostén de sus hogares el ingreso económico que genera la producción textil. Hay que tener en cuenta que ninguna de ellas es ajena de lo que ocurre en el país, donde más del 30% de la población se encuentra por debajo de la línea de la pobreza”, aseguró el coordinador. 

Para contactarse con Brisas de Esperanza escribir al mail [email protected] o comunicarse al teléfono 3517 463040.

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